miércoles, 10 de febrero de 2010

Ficciones parte 11….

La llegada de un Caballero al mundo, el ciclo que se repite en su vida.


Pasó veloz y lentamente por aquél túnel, de paredes luminosas, traspasables. De un lado La Luz, eterna, infinita, sutil… del otro una luz diferente, ni mayor ni menor en intensidad por ahora, destino que había elegido. Conocía muy bien aquella de la cual provenía, cálida, que lo invitaba a conocer Todo en un abrir y cerrar de ojos, a viajar, a transformarse, a Ser esto, a Ser aquello….a Ser ambos.

Pasó el túnel y fue distinto. El frío aire lo traspasó en un segundo, mientras entraba en él la Vida, y conoció el frío. Sintió en su piel golpes, contacto, y conoció el dolor. Supo que tenía un cuerpo. Notó la lentitud, desfase entre el desear y el Ser, y conoció el tiempo.

Sólo atinó a llorar….Y su llanto rasgó el aire y fue Vida para quienes lo esperaban. Algunos brazos lo acogieron, pero no era exactamente lo que él deseaba. Y fue una luz nueva para ellos, siendo tan viejo como todos ellos juntos. Lloró, porque deseaba volver, cruzar el túnel otra vez y estar seguro….sin saberlo, su llanto honraba esa Vida, le daba sentido.

Añoraba la libertad, viajar ilimitadamente, sentir frío y calor a la vez, sentirse saciado y con hambre a la vez, no por separado. En aquellos brazos después de un rato, el llanto lo hizo dormir… ¡y pensó que estaba del otro lado del túnel! –qué bien,-pensó- todo fue un sueño, estoy de nuevo en la realidad. Pero al instante (como no podía ser de otra manera) una voz le comunicó-tal vez todo fue realidad, y estás de vuelta en el sueño. Supo que debía volver, porque así lo había elegido.

Despertó, y el dolor de aquel mundo lo embargó. Lloró muchas veces añorando aquello que conocía. Allí donde los caminos eran fáciles de seguir, así como pasar de uno a otro, y no se tenía que preocupar por su seguridad porque tenía la certeza de su existencia grabada en al alma y a su alrededor.

Lo único que lo calmaba era dormir, entrar en un sueño profundo donde se liberaba y parecía que tenía Todo otra vez. Pero siempre debía despertar.

De todas formas, quería seguir allí, algo le decía que era la forma…entonces se decidió a buscar la manera. Y lo logró. De a poco fue olvidando el otro lado del túnel, y fue entrando en el mundo que lo acogía. Lo llamaba. Siendo parte de él, descubrió que muchas veces iba a sentir dolor, y que su llanto era normal (aunque también hubo quienes lo quisieron acallar).

Se armó protecciones, porque aprendió que debía cerrarse a las vivencias que lo pudieran lastimar. Aquello por lo que valía la pena estar abierto, ya lo había olvidado. Consiguió una espada para defenderse,-nunca para atacar-pensó. Más tarde descubrió que esto tampoco era tan fácil, y que ya tenía todo para ser un Caballero, así que a luchar. Las batallas por él libradas son otra historia….

Lo que sí es esta historia, el nacimiento de un bebé Caballero (antes de serlo) y como aún adulto siguió siendo en parte bebé en la medida en que, de una u otra forma, este esquema, cíclicamente, fue vivido más de una vez. Entre una batalla y otra, o en la batalla misma, siendo la Luz Infinita aparentemente en el olvido la que lo movía a esas luchas, el motor mismo que buscaba detrás de cada batalla. Aquello inalcanzable que se volvía alcanzable allí donde el Caballero (Realmente un Caballero de la Luz) perdía su armadura, y luchaba con el alma, porque él era toda Ella, y podía viajar infinitamente, sentir frío y calor juntos, saciarse sin dejar de sentir hambre…aquel gran banquete que no tenía que temer más perderlo, porque no hay Vida ni Muerte, hay Amor y Eternidad, y eso nunca se pierde.

No busquemos más que lo que tenemos, con la certeza de tenerlo.

Seamos todo lo que somos, con la certeza y Verdad de Serlo.

Lady Lucy- desde el alba de la Vida y sigue naciendo



junio 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario