Partir el alma, volverla a unir…
De los caminos de la vida, los de los caballeros se han de cruzar. Con sus peleas por ganar, si los caminos se cruzan, no hay forma de que pierdan más allá del resultado en la batalla.
Porque luchar solo no es posible si un caballero transitó tu senda, si cruzó tus surcos salados y compartió al beber tus lágrimas.
Aun cuando siga su camino, partió su alma en dos para que luche con vos. Y el alma es más que el caballero, entonces no luchan dos ni tres, luchan mil, luchan dos mil...luchan las almas que siempre van por los caminos partiéndose y entregándose. Y si ese partirse generó dolor, rasgarse en agonía, la lucha la curará. Porque la sal cura las heridas generadas al dar.
Y si ese caballero dejó parte de su alma también en el camino de tu próximo adversario, al enfrentarlo no lucharán, porque un alma no lucha contra sí misma.
Ahí se dan cuenta más que nunca que más que luchar, iban en la búsqueda de la unión de aquellas almas entregadas, que no era un adversario sino otra alma, parte de lo mismo. Que luchar no era el verdadero destino de aquellos caminos, sino que el camino mismo fue creado para cruzarse con aquellos caminos de caballeros que, en la lucha, necesitaban de un alma que les recordara que no están solos, que no hay que ir a la lucha, sino ir a la búsqueda, a la unión.
Porque luchar no es posible cuando no hay adversarios, cuando la espada se hunde en el corazón siendo el nexo por el que tu alma, forma parte de mi alma.
Que te cruces en mi camino.
Lady Lucy - por las almas entregadas para nunca luchar
lunes, 15 de febrero de 2010
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